Nuestro Viaje al Norte

02/09/2012 – 159º DIA - MARINA – MONTEREY – MARINA - 30 KMS.

En esta zona del Pacifico se observa un fenómeno particular que es la existencia permanente de grandes bancos de niebla, los que por momentos se adentran en el mar regresando en cualquier momento del día impulsados por los cambios del viento. Ayer habíamos comentado que por la tarde nos cubrió esta espesa niebla, hoy por contrario, tuvimos un día soleado con una agradable temperatura que nos permitió disfrutar de la visita que hicimos a distintas localidades ubicadas sobre la Bahía, entre ellas Monterey, Pacific Grove y Carmel. De estas, la más importante y turisticamente desarrollada, es Monterey que ofrece una completa infraestructura de servicios a sus visitantes, entre ellos un famoso y prestigioso Acuario, en el que no solo se exhiben distintas especies, sino que se pasan películas, y otros eventos de divulgación científica que favorecen la masiva presencia de visitantes. También hay un lugar llamado Fisherman Warf, que es un muelle de pescadores que cuenta con diverso tipos de comercios y restaurantes, que han convertido el lugar en un agradable paseo. Allí tuvimos oportunidad de ver y fotografiar varios ejemplares de pelícanos y focas. Estas conforman una colonia que habita el lugar de manera casi permanente. Luego visitamos Cannery Row, ahora un complejo que abarca varias manzanas, en el que se ubican todo tipo de comercios y servicios para los turistas tales como, hoteles, tiendas de souvenir, cines, espectáculos de distintos y variados tipos, restaurantes, etc. La existencia de este complejo es una aplicación practica del viejo dicho: “la necesidad agudiza el ingenio”. La explicación de esta afirmación viene dado por que en los años de 1920, y hasta alrededor de 1950, la ciudad creció con la industria del envasado (enlatadoras = cannerys) de las fabulosas cantidades de sardinas que se pescaban en la Bahía y que daban ocupación de miles de personas, algunas llegadas especialmente para trabajar en esta actividad. Pero la sobreexplotación, unida a factores climáticos, y cambios en el hábitat, llevó a prácticamente, la extinción de esta especie, y con ello el cierre de las enlatadoras y el despido de sus obreros, quedando como mudos testigos de este cambio los galpones vacíos que ocupaban las conserveras y el empobrecimiento general de la población. Esta situación se mantuvo hasta alrededor de 1965/70 época en la que alguien tuvo la idea de cambiar el perfil de la ciudad y convertirla en un destino turístico aprovechando la belleza panorámica que ofrece la Bahía y sus playas. Para tal fin comenzaron a reciclar los viejos galpones para convertirlos en paseos comerciales y de diversión. La idea funcionó y el turismo llegó y con él la prosperidad que se expandió a otras localidades vecinas. Algunas de ellas, tal el caso de Carmel se convirtieron en destinos exclusivos donde actualmente, pasan sus vacaciones muchos millonarios que mantienen hermosas y carísimas propiedades.