Nuestro Viaje al Norte

23/08/2013 - 233º DIA – BRASILIA – CAETITÉ – 830 KMS.

Hoy nos despedimos de Brasilia confirmando que esta ciudad es muy complicada para moverse en cualquier medio. Hoy nos encontramos en medio de un embotellamiento de “padre y señor mío”. Nos llevó una hora y media transitar seis kilómetros. Partimos rumbo a Bahía pero sin tener definido todavía si entraremos a la famosa ciudad de Salvador, ocurre que sabemos por experiencia propia que ésta es también una macro ciudad y que moverse en ella es sumamente dificultoso. Además la idea que nos quedó producto de una visita que hicimos años atrás, es que carece de mayores atractivos, más allá de su centro histórico, y el famoso Pelourinho. Tampoco son muy atractivas las playas que se encuentra cerca de la ciudad, las que son verdaderamente lindas, se encuentran en un radio de 50/80 kms., de manera tal que es un tema que resolveremos en el camino.

La etapa de hoy, si bien extensa transcurrió por caminos con poca afluencia de transito, especialmente de camiones, de manera tal que resultó larga pero no cansadora. A medida que nos fuimos alejando de Brasilia fueron disminuyendo la cantidad de cultivos que podíamos observar a medida que se notaba una mayor aridez en la tierra, incluso transitamos por zonas carentes de ninguna explotación. Ya en territorio del Estado de Bahía, la desolación y la falta de poblaciones fue algo que nos llamó la atención por que como lo habíamos hecho notar en comentarios anteriores, a lo largo de las rutas y a escasa distancia uno de otros siempre había presencia humana, cosa que ahora no ocurrió, y así viajamos grandes distancias sin tener a la vista nada más allá del campo. En algún momento nos encontramos viajando por una extensa planicie, una especie de pampa, en la que había inmensos cultivos de algodón, algunos de los cuales habían sido recientemente cosechados según pudimos ver que los copos formaban gigantescos rollos que estaban diseminados por los campos. Un poco más adelante encontramos grandes cultivos de bananas, algo que nos llamó la atención por que en nuestra ignorancia en esta materia, siempre asociábamos los cultivos de esta fruta con zonas tropicales muy húmedas, pero según pudimos ver también crece en zonas cálidas pero de escasas humedad. En materia ganadera quedamos impactados por el estado famélico que presentaban los rodeos de ganado bovino que pastaban en los campos pertenecientes a una raza que no identificamos, que tiene la particularidad de ser todos los animales blancos con gibas y grandes cuernos.

Así fue que a las 18:30 se nos hizo la noche, y dado que tenemos como norma no conducir de noche, hicimos un alto en el camino para pernoctar en un pueblo llamado Caetité. Como era temprano para cenar, aprovechamos el tiempo para dar un breve paseo caminando por el pequeño centro de esta ciudad que nos resultó muy agradable por el estado de conservación de sus antiguos edificios, y el estado impecable que lucían sus calles y plazas.