Nuestro Viaje al Norte

29/08/2013 - 239º DIA - JOAO PESSOA – NOVA OLINDA – 790 KMS.

Hoy dejamos el mar y las playas para internarnos en el Brasil del “sertao”. Esta región, que abarca parte de todos los estados del noroeste, se caracteriza por sus grandes planicies de escasas vegetación, y cadenas montañosas, cuya altura en pocos casos superan los mil metros. También es una particularidad de esta región el escaso régimen de lluvias, ó bien la mala distribución temporal de estas. Esta particularidad incide de manera directa en las actividades agrícolas y ganaderas, y en el bienestar de sus pobladores, ya que en algunos lugares, a un largo periodo de lluvias, le sigue otro de intensa sequía, que en algunas oportunidades, llegan a tener una duración de cinco o más años. Desde luego que la población sufre los avatares climatológicos, y son frecuentes los desplazamientos masivos de núcleos poblacionales que se desarraigan y emigran a otros estados, sobre todo, a las grandes urbes en busca de alternativas para ganar su sustento. Esta breve acotación sirve para trasmitir la idea de que el día no fue pródigo en paisajes, y en consecuencia fueron escasas las fotografías que pudimos obtener. Para recorrer casi todo el tramo de hoy utilizamos la famosa BR 230 llamada “la carretera Transamazónica”, que casualmente nace en Joao Pessoa, tiene una extensión de 4.977 kilómetros y termina en Manaos. Esta es una ruta en la que Brasil apuesta al futuro por que a través de la integración con Perú, va a darle una salida al Océano Pacífico facilitando el intercambio comercial con los países de Asia y sus mercados.

Las vicisitudes del viaje pasaron por las dificultades para seguir el itinerario que habíamos definido para el día, a pesar de estar provistos de GPS, mapas de cada uno de los estados, incluso contamos con un compás, no obstante estuvimos varias veces en discordancia con el GPS, por que por alguna razón que desconocemos en varias oportunidades generaba itinerarios totalmente ilógicos, proponiendo trayectos que alargaban notoriamente el camino. Para evitar estas maniobras del aparatejo tuvimos que ejercer un control estricto sobre los itinerarios propuestos, y en muchos casos modificarlos para evitar recorrer largas distancias inútilmente. El dato anecdótico es que debido a la falta de confianza que teníamos en el GPS, en una oportunidad decidimos un itinerario que, según el mapa resultaba cincuenta kilómetros más corto que el propuesto por el instrumento, así fue que siguiendo el mapa en papel, más las indicaciones que daban los locales terminamos totalmente perdidos en un camino de tierra y en medio de una zona montañosa totalmente deshabitada. El toque dramático fue que se venía la noche. Total que tuvimos de desandar el camino y asumir el error que tuvo un costo de setenta kilómetros de camino montañoso. En fin, son los gajes de oficio. Otro dato como para imaginar el clima que impera en esta zona: durante casi todo el día la temperatura se mantuvo en un rango de entre 35/37 grados, y eso que el almanaque indica que estamos en invierno. En realidad no hay diferencias térmicas apreciables entre el verano y el invierno, lo que marca la diferencia son las épocas de lluvia y seca.