Hoy
disfrutamos de otro día de pleno sol, condición que seguramente se advertirá en
las fotografías que acompañamos. Continuamos transitando la carretera austral,
siempre con rumbo sur, hasta llegar a Puerto Puyuhuapi, emplazado en un bonito
lugar a orillas del lago del mismo nombre, en donde se encuentra la primera
fábrica de alfombras construida por inmigrantes alemanes en 1935, hecho a
partir del cual se desarrolló el pueblo. La misma, todavía se encuentra en
funcionamiento, y continúa produciendo alfombras muy apreciadas por su calidad.
Continuamos nuestro camino, y a los pocos kilómetros encontramos Las Termas del
Ventisquero, un complejo que dispone de una piscina de aguas termales
ubicado orillas del lago, que no tiene
mayores atractivos. Pasado el mediodía arribamos al Parque Nacional Queulat, donde
pudimos apreciar desde dos miradores hermosas vistas del Ventisquero Colgante,
un río de hielo celeste que no llega al nivel del suelo, de allí su nombre,
sino que desde las alturas, da nacimiento al río que lleva su nombre que recoge
las aguas de seis cascadas imponentes. Apreciamos la magnificencia del lugar, y
al emprender el regreso, aún dentro del Parque encontramos una camioneta
Chevrolet Captiva nueva con sólo 5.000 kms. rodados, según nos comentó su
propietario quien viajaba con una familia y que no arrancaba, a la cual
empujaban entre todos tratando de encenderla. Nos detuvimos, y ofrecimos ayuda,
la que fue aceptada. Le conectamos un arrancador que llevamos con nosotros, y
la camioneta arrancó, pero funcionó unos pocos segundos y nuevamente se detuvo,
repetimos el procedimiento y obtuvimos idéntico resultado, por lo que concluimos
en que el sistema electrónico de la camioneta había activado algún elemento de
seguridad que impedía el funcionamiento continuado, por lo que iban a necesitar
asistencia técnica especializada. Finalmente empujamos el vehículo hasta la
caseta del guardaparque, y desde donde iban a gestionar asistencia mecánica. El
problema era que el lugar más cercano para obtener esa ayuda era la ciudad de
Coyhaique, distante más de 200 kilómetros . Proseguimos nuestro camino por
otros 40 kilómetros
y llegamos a un lugar muy concurrido llamado “El Bosque Encantado”. Aquí la
excursión consiste en ascender hasta la falda de un cerro en donde hay una
hermosa laguna azul, para lo cual hay que atravesar un bosque totalmente cerrado
y muy húmedo. Ocurre que al ser la vegetación tan exuberante, no permite el
paso de los rayos solares, por lo que, la humedad, en muchos tramos, se
convierte en barro, a este detalle hay que agregarle que el sendero tiene una
fuerte pendiente, que los escalones son de piedras sueltas, se puede tener una
idea de lo agotador y peligroso que resulta la subida. Aquí nuevamente sentimos
el “peso de los años” y luego de recorrer dos tercios del sendero aceptamos que
no estábamos en condiciones físicas de seguir y
luego de considerar la alta posibilidad que había de sufrir un
accidente, aunque fuera un simple esguince y la imposibilidad de recibir ningún
tipo de asistencia en ese inaccesible lugar, desistimos del intento, razón por
la cual ustedes y nosotros nos quedaremos con el deseo de
apreciar la famosa laguna. Lo buena noticia fue de que a los pocos kilómetros
encontramos un tramo de camino pavimentado, de los pocos que tiene esta ruta.
La otra fue que a la mañana, antes de
llegar a Puyuhuapi, cuando transitábamos por un tramo del camino que estaba
siendo mejorado por una motoniveladora pasamos por sobre una piedra que estaba
tapada por tierra y golpeó fuertemente en la parte baja de la camioneta,
momento a partir del cual comenzamos a sentir un ruido como si algo rozara o se
arrastrara. Allí al llegar a un puente, aprovechamos el pavimento para efectuar
una inspección ocular “cuerpo a tierra, pero no observamos nada fuera de lugar,
por lo que proseguimos acompañados del ruido. Por la tarde, ante la
persistencia del ruido, que si bien, aparentemente, no generaba ningún problema
en el funcionamiento del vehículo, sí nos causaba preocupación, por lo que nos
detuvimos nuevamente para realizar otra inspección, y aprovechando el desnivel
de terreno, pude introducirme debajo de la camioneta (pueden ahorrarse el
chiste de que, el desnivel tenía que ser de un metro por lo menos para que yo
pudiera entrar) y allí encontré que un soporte del eje del cardan se había doblado con el impacto
y rozaba contra el eje. Detectado el problema, la solución llegó vía martillo
“amigo”, y pudimos continuar sin el
chillido tan molesto. Alrededor de las veinte horas llegamos a Puerto Aysén,
llevándonos la sorpresa de que, a pesar de su nombre la ciudad no tiene puerto,
entre otras cosas por que no está junto al mar, sino que una distancia de unos
doce kilómetros la separa de éste. Tal vez fue por el efecto de la sorpresa
pero lo poco que pudimos ver hasta el momento nos pareció chato, gris y sin ningún
atractivo. Tal vez sería por eso que este destino no aparece en la guía de
viaje que nos acompaña.
Puyuhuapi
Puyuhuapi - Antigua Fábrica de Alfombras
Lago Puyuhuapi
Puyuhuapi - Termas del Ventisquero
Puyuhuapi - Granja Acúatica
Puyuhuapi - Granja Acúatica
Ventisquero Colgante
Ventisquero Colgante
Ventisquero Colgante
Ventisquero Colgante
Río Ventisquero
Río Ventisquero
Río Ventisquero
Río Ventisquero
La Famosa "Piedra del Escándalo"
Ventisquero Colgante
Ventisquero Colgante
Río Ventisquero
Ventisquero Colgante
Ventisquero Colgante
Ventisquero Colgante
Bosque Encantado
Bosque Encantado
Bosque Encantado
Bosque Encantado
Bosque Encantado - Agotada
Bosque Encantado
Bosque Encantado
Bosque Encantado
Camino a Pto. Aysen - Volcán con Cono Truncado
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Camino a Pto. Aysen
Hola amigos aventureros:
ResponderEliminarDesde ya que me encantan todos los lugares por los que nos lleva este camino, Para mi muy cómoda, porque lo disfruto desde mi casa, pero el lugar que mas me ha gustado hasta esta etapa es el Ventisquero colgante, realmente un sueño, que lugar hermoso.
Sigan disfrutando.
Ely