Nuestro Viaje al Norte

03/07/2012 – 98º DIA – LAS VEGAS

Continuando con las tareas de mantenimiento preventivo a la camioneta, por la mañana localizamos un taller en donde le corrigieron el alineado de las ruedas, luego como habíamos decidido presenciar un espectáculo musical llamado Menopausia que se representa en el Hotel Luxor cruzamos toda la ciudad y fuimos a comprar las entradas y visitar el hotel al que habíamos conocido en una visita que hicimos hace varios años. Lo encontramos muy cambiado y notamos que ha perdido la originalidad que tenia hace años. En esa época toda la ambientación, incluso los comercios y los productos que en ello se comercializaban eran de origen egipcio, lo cual le concedía un ambiente especial en el que uno se transportaba a Egipto, incluso en el lobby había un pequeño río que representaba al Nilo por el que navegan pequeñas embarcaciones que trasportaban turistas. Lamentablemente todo esto ha desaparecido, incluso un gigantesco teatro que había en el subsuelo en el que se representaban grandiosos espectáculos en los que se incluían carreras de carros tirados por caballos, elefantes, etc. ha sido reemplazo por las instalaciones de un gigantesco buffet. Por la noche volvimos para asistir al espectáculo musical, y salimos muy satisfechos por la calidad de las cuatro mujeres veteranas y muy poco dotadas físicamente que actúan (son todo el elenco), y la versatilidad que tenían para desenvolverse ya sea cantando o actuando. A pesar de que, por las limitaciones que tenemos con el idioma, nos perdimos la parte cómica de los diálogos quedamos encantados con el espectáculo.

El detalle simpático del día fue cuando transitando una importante avenida se nos acercó otro vehiculo conducido por una persona que a los gritos nos preguntó en porteño si veníamos con el auto desde Argentina, disminuimos la velocidad, y casi detuvimos el transito para responderle. Luego nos encontramos en el estacionamiento de un hotel y nos bajamos a conversar, así fue que conocimos a Gustavo, un marplatense muy simpático radicado en Las Vegas desde hace doce años, quien le parecía la cosa más loca del mundo estar llevando a cabo esta aventura. Después de recibir los parabienes, los mejores deseos para lo que resta del viaje, y un intercambio de fotos con Gustavo continuamos nuestro camino muy complacidos por este encuentro tan casual.

Un detalle que no habíamos comentado anteriormente es la atracción que ejercen las banderas que lleva la camioneta. En todos lados la gente se interesa por conocer si se tratan de banderas de países realmente visitados, y al recibir una repuesta afirmativa, en todos los casos nos acercan felicitaciones y buenos augurios. También han servido para aligerar o evitar los molestos controles militares o policiales que hemos encontrado en los distintos países por los que hemos pasado, incluso en la frontera de Méjico y Estados Unidos ni camioneta ni el equipaje fueron revisados.