Nuestro Viaje al Norte

28/02/2013 - 193º DIA - CHILE CHICO – LAGO POSADAS – 390 KMS.

ESTA ACTUALIZACION LLEGA CON UN ATRASO SIGNIFICATIVO DEBIDO A LA INEXSISTENCIA DE ACCESO A INTERNET O AL FUNCIONAMIENTO DEFICITARIO DEL MISMO EN LA ZONA DONDE TRANSCURRE LA CRONICA

Hoy regresamos a la Argentina ingresando por el paso Chile Chico – Los Antiguos, distante pocos kilómetros desde la localidad chilena. Cumplimos rápidamente con los trámites de rigor, e ingresamos a Los Antiguos, un pintoresco pueblo agrícola ubicado a orillas del Lago Buenos Aires, el que compartimos con Chile. El nombre del lugar se remonta a la época en que los indios tehuelches habitaban la zona, y su denominación respondía al hecho de que era el sitio elegido por los ancianos para pasar sus últimos años disfrutando de las bellezas del lugar y su microclima. El pueblo, en el año 1991 fue seriamente afectado por la lluvia de cenizas que cayó sobre él, producto de la erupción del volcán chileno Hudson, lo que provocó la ruina de los cultivos y la desaparición de los rebaños de ovejas, pero el episodio fue superado, y por aquello de “que no hay mal que por bien no venga”, la ceniza caída tuvo un efecto fertilizante sobre la tierra, lo que posibilitó la recuperación de los cultivos que mudaron a la producción de frutas finas, entre ellas la cereza, de la cual, es hoy, un gran productor. Al ser éstas frutas de alta calidad, reúnen las condiciones para ser exportadas, por lo que, los productores, obtienen un alto precio, hecho que ha mejorado de manera importante su nivel de ingresos. Continuamos por la famosa ruta 40, la más larga del País, rumbo a la localidad de Perito Moreno, distante unos 70 kms. Esta ciudad es una especie de oasis en el desierto ya que se encuentra cerca de las nacientes del Río Deseado, que se ha convertido en un importante centro comercial y de servicios que atiende los requerimientos de zona. Carece de lugares de interés turísticos apunto tal que cuando concurrimos a la Oficina de Turismo en busca de información, la empleada que nos atendió, lo primero que nos dijo fue “aquí no hay mucho para ver”. Luego de un breve recorrido por el moderno centro de la ciudad, partimos por la misma ruta con destino a Bajo Los Caracoles con un desvío programado de 45 kilómetros de ripio para conocer la famosa “Cueva de las Manos”. Éste, es un importante sitio arqueológico, declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad” debido a la existencia de antiquísimas, y muy bien conservadas pinturas rupestres localizadas en el lugar denominado Quebrada del Río Pinturas. Las pictografías están ubicadas en cuevas y aleros que las han resguardado de los factores climáticos, y han posibilitado su conservación en el excelente estado que hoy muestran. La visita al sitio se efectúa en grupos acompañados de un guía que aporta información sobre el yacimiento. Así pudimos conocer que la pinturas fueron hechas por los habitantes de la zona, que son anteriores a los tehuelches en tres etapas, la más antigua abarca el periodo que va del 9300 al 5300 años A.C., la siguiente va del 5300 al 3300 A.C. y el último de 3300 al 1300 A.C. En general muestran escenas de caza de guanacos, algunas colectivas, que muestran a los animales y hombres, y fundamentalmente, sombras y contornos, de manos, mayormente izquierdas, de las cuales destaca una, en forma especial, por que tiene seis dedos. Para la realización de estas obras, los artistas utilizaron pinturas elaboradas con minerales que contiene la tierra de la zona de distintos colores, sangre de animales y raíces de plantas. Luego de esta formativa visita proseguimos hacia Bajo Caracoles, un mínimo pueblo ubicado en un cruce de caminos y que sirve de posta para reponer combustible y tomar un café.

En este tramo del camino pudimos observar muchos ejemplares de guanacos, un zorro, varios ejemplares ñandúes y choiques. El choique es una especie más pequeña que el ñandú de color gris que se confunde fácilmente con el paisaje. Debido a que en días anteriores, llovió de manera intensa en la zona, hecho, por otra parte, muy poco frecuente, consultamos sobre el estado del camino que conduce a Lago Posadas, y luego de recibir buenas noticias sobre el estado del camino, hacia allá partimos. Son 75 kms. sobre ripio, adornados con algunos tramos de genuino barro patagónico, por un camino que va internándose por los cerros en medio de un paisaje agreste sin vegetación. Cuando llegamos al pueblo nos encontramos con una doble sorpresa. Primera: a pesar del nombre de la población, el Lago Posadas se encuentra a cinco kilómetros. Segunda: en el Lago no hay ningún alojamiento, de manera tal, que si lo que queríamos era alojarnos a la orilla de un lago, debíamos continuar otros 35 kms. hasta el Lago Pueyrredón. Allá fuimos por un camino más deteriorado aún, y muy sinuoso que va bordeando el Lago Posadas hasta que una delgada lengua de tierra llamada La Península lo separa del Lago Pueyrredón. Continuamos bordeando éste último lago, hasta llegar al camping y alquiler de cabañas El Tío, sólo para enterarnos que hoy había finalizado su temporada, y en consecuencia, ya no atendían pasajeros. Volvimos al paraíso perdido de Lago Posadas y nos alojamos en un pequeño departamento con vista al patio. El detalle curioso es que el nombre oficial de este pueblo es, desde 1959, Hipólito Yrigoyen, pero los usos y costumbres de la gente no variaron, y hoy, se lo sigue llamando con la denominación anterior.