Nuestro Viaje al Norte

11/03/2013 - 204º DIA – PUNTA ARENAS

Los días se vienen presentando nublados, con algunas lloviznas y frío, la temperatura oscila entre los 3 y 10 grados y el sol ha pasado a ser un artículo muy escaso que casi no se ve. Pero es lo que hay, y aplicando aquello de “que a mal tiempo buena cara” salimos encamperados por la mañana para hacer la clásica visita al centro de la ciudad, donde pudimos apreciar algunos edificios emblemáticos como la sede del Club de la Unión ubicado en una de las esquinas de la Plaza de Armas, la primera residencia de Menéndez Behety, uno de los hacendados más ricos de la Patagonia, tanto argentina como chilena, la municipalidad y la casa de gobierno. La Catedral, construida a fines del siglo XIX nos impactó por la sobriedad tanto del edificio, como su ornamentación interior carente de todo tipo de estatuas, pinturas, incrustaciones de oro y piedras preciosas, maderas finas, etc., por el contrario, es un lugar de lo más sencillo y austero, muy a tono con su función, y se encuentra perfectamente conservada. Luego subimos a un pequeño Cerro de la Cruz, lindante con el centro donde se localizan dos miradores desde donde se tienen lindas vistas de la ciudad y el mar. Por la tarde estuvimos conociendo la Zona Franca ubicada a poca distancia del centro de la ciudad. Se trata de una superficie amplia donde se ubican los salones de exposición, venta y depósitos de todo tipo de productos, desde automóviles, camiones, motos, herramientas, comestibles, etc. introducidos al País que se comercializan libre de impuestos o que son reexportados. Caminamos, y consultamos algunos precios y advertimos que los productos de alimentación, los automóviles, repuestos, neumáticos, etc. tenían un precio inferior al de este mercado, no así la ropa y el calzado de primeras marcas. A esta visita siguió un paseo por la larga costanera que tiene varios kilómetros de extensión donde nuevamente pudimos ver toninas, lamentablemente la distancia y las malas condiciones del tiempo impidieron que pudiéramos tomarle fotografías.

De la larga visita que hemos hecho a Chile, en esta, y en otras oportunidades, hemos advertido en el pueblo chileno rasgos culturales muy similares con los de los argentinos, tal el caso de los “gauchos” de la Patagonia chilena, pero hemos notado uno, que nos diferencia notablemente, es que, mientras los chilenos viven de cara al mar, los argentinos lo hacemos de espalda, y a pesar de tener más de 2000 kilómetros de costa, prácticamente ignoramos su existencia y apenas si utilizamos sus recursos. Por el contrario, los chilenos hacen un uso intensivo de los productos que el mar les ofrece, cuya explotación es uno de los pilares en que se asienta la economía de este País. Hasta la actividad turística ofrece innumerables opciones de navegación. Por otra parte, al tener una geografía discontinuada, en muchos lugares el transporte por vía marítima está muy desarrollado y presta un eficiente servicio uniendo pueblos y ciudades, que de otra manera estarían totalmente aislados del territorio. Como para obtener estos recursos hay que internarse el mar, los pobladores se han convertido en excelentes marineros y constructores de todo tipo de embarcaciones.