lunes, 2 de septiembre de 2013

02/09/2013 -  243º DIA – BELEM

Desde hace días que veníamos reuniendo información sobre el estado de la carretera BR 319, la única que llega a Manaos desde el  sur, y poco a poco, debido a que no hay una fuente fidedigna y precisa para consultar fuimos uniendo los diversos retazos de datos que obtuvimos de distintas fuentes, especialmente de internet, de agentes de viajes, etc. y llegamos a la conclusión que todo indica que esa carretera se encuentra impracticable para vehículos particulares, incluso camiones en un tramo de ochocientos kilómetros que son de tierra. Este tramo es el más desolado por que en ese trayecto sólo existen pequeñas poblaciones indígenas, y no hay ni siquiera lugares para abastecer combustible. Bajo estas circunstancias ameritamos que debíamos cancelar el viaje por esa ruta, por lo tanto resultaba inútil trasladar la camioneta por ferry junto con nosotros hasta Manaos, por que de allí no había forma de emprender el retorno por tierra. Como los grandes males requieren grandes soluciones, decidimos desplazarnos solos y dejar la camioneta en Belem, en la casa de los propietarios del hotel donde nos hospedamos. Esta opción implica cancelar la navegación por el Amazona por que se necesitan nueve días de navegación entre ida y vuelta a Manaos,  más el tiempo  que le dediquemos a conocer algo de la región selvática que circunda a Manos,  lo que alargaba el viaje por sobre nuestra disponibilidad de tiempo.  Esta realidad nos puso frente a la única alternativa posible: viajar ida y vuelta a Manaos por avión, y así lo resolvimos. Tomada la decisión, pusimos manos a la obra y luego de las búsquedas de rigor por internet adquirimos pasajes de Azul Líneas Aéreas, empresa totalmente  desconocida para nosotros. Pero como dice el refrán “si no hay  coraje no hay guerra”, y henos aquí haciendo los preparativo para volar  mañana rumbo a Manaos. Nos queda para la vuelta la elección del  itinerario de regreso, que resultó totalmente afectado por este cambio de planes.
Queda para la crónica las visitas que hicimos en nuestro último día de estadía en Belem, una ciudad cuya arquitectura se aparta de los cánones de excelencia, originalidad y buen gusto que distingue a la arquitectura brasilera, por el contrario los edificios, aún más los modernos, resultan anodinos y   faltos de estilos. El recorrido de hoy se inició visitando un precario puerto fluvial llamado Porto do Sal, un lugar de arribos y partidas de misérrimas embarcaciones que navegan por los distintos pueblos ribereños transportando pasajeros y cargas generales. Los pequeños barcos son antiguos, y en pésimo estado de conservación, dignos de lástima sobre todo por las penurias que deben sufrir sus pasajeros. Proseguimos luego con la visita al Santuario de Nuestra Señora de Nazaret, un complejo religioso en el que se destaca la basílica, imponente por su tamaño, que exhibe una rica ornamentación interior. Sobre esta Virgen debemos comentar que es la más venerada en esta zona, y es la principal protagonista de la mayor festividad religiosa que se lleva a cabo en el Brasil llamada El Cirio de Nazaret que tiene una duración continuada de dos semanas  Esta ocurre en el segundo domingo del mes de Octubre de cada año, cuando la imagen de la virgen, que previamente ha sido desplazada hasta el pueblo de   Icoarazí, ubicado a veintitrés kilómetros, es trasladada en barco, en medio de un masivo desfile de embarcaciones  por el río desde ese pueblo, hasta la Catedral Metropolitana y de allí parte la procesión de la que toman parte hasta un millón de fieles que la lleva hasta la Basílica donde permanece durante toda la celebración, al final de cual es devuelta a su hornacina en el mismo templo. La fiesta popular se inicia con un ferviente sentimiento religioso y termina, como es habitual, con cantos, bailes, comida y mucha cerveza. De aquí nos desplazamos hasta la plaza de la República, ubicada a poca distancia de nuestro hotel. Se trata de un predio muy amplio que ocupa dos manzanas, bien parquizado y arbolado en el que se encuentra el monumento principal que evoca eventos importantes en la historia del País, además aquí también se encuentra el recuperado Teatro de la Paz, un bello edificio construido entre los años 1868 y 1874. El Museo Comercial de la ciudad y la Biblioteca Pública, ocupan sendos edificios muy  bien restaurados. Esta plaza, al igual que las calles y avenidas se encuentran arboladas con ejemplares de “mangueiras”, éstos son árboles de gran porte y altura cuyo fruto es el conocido mango una fruta muy apreciada en los países tropicales. Esta especie es tan numerosa que a la ciudad se la conoce como “la ciudad de las mangueiras”,
Finalmente, un breve comentario sobre el clima que nos acompaña. Como es y habitual en nuestros viajes el buen tiempo nos acompaña siempre, esta vez no ha sido la excepción, a punto tal que no hemos tenido días de lluvia en todo el tiempo que llevamos viajando. En esta ciudad la temperatura no es extrema, oscila entre los veinticuatro y treinta y un  grados,  pero de todos modos resulta agobiante por el alto porcentaje de humedad.

 Belem - Porto do Sal - Pescados Disecados
 
 Belem - Porto Do Sal
 
 Belem - Porto do Sal
 
 Belem - Basílica de la Virgen de Nazaret
 
 Belem - Basílica de la Virgen de Nazaret
 
 Belem - Basílica de la Virgen de Nazaret
 
 Belem - Basílica de la Virgen de Nazaret
 
Belem - Un Bosque en Pleno Centro 
 
Belem - Un Bosque en Pleno Centro 
 
 Plaza de la República - Glorieta
 
  Plaza de la República - Monumento Principal
 
  Plaza de la República - Árbol de Mangueira
 
  Plaza de la República - Magníficos Edificios Públicos
 
  Plaza de la República - Monumento al Arq. Giusepe Landi - Constructor del Teatro de la Paz
 
  Plaza de la República - Teatro de la Paz
 
 Plaza de la República - Biblioteca Pública
 
 Plaza de la República - Museo Comercial

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