Nuestro Viaje al Norte

10/09/2013-11/09/2013-12/09/2013 - 251º/252º/253º DIAS– BELEM – CUIABÁ – 2.830 KMS.

1er. Día - Belem - Río Vermelho – 815 Kms. 11 Hs.

2do. Día – Río Vermelho – Porangatú – 845 Kms. 13 Hs.

3er. Día – Porangatú – Cuiabá – 1.170 Kms. 13:30 Hs.

En honor a la brevedad y a la ausencia de hechos, o lugares relevantes para cronicar, brindamos un resumen de lo acontecido en este extenso tramo.

Hacer este viaje de casi tres mil kilómetros nos llevó a replantearnos el concepto que siempre hemos tenido sobre lo grande que es Brasil, por que, cuando después de andar muchas horas en la ruta se advierte que sólo se avanzó una cuadricula en el mapa, es como que se tiene la impresión de que aquí la idea de que lo grande es mucho más grande. Esta misma sensación se siente cuando se ven los campos sembrados donde se pierde la vista sin advertir el final de los sembradíos. También en la cantidad de grandes ríos que cruzan la carretera, y la infinita cantidad de pueblos y ciudades que se encuentran a la vera del camino. Hemos transitado por distintos paisajes: selva, monte, praderas pero todos ellos en un sube y baja permanente producto de la geografía ondulante de casi todo el territorio, nos resultó llamativo la ausencia de planicies. Las ondulaciones, en general son suaves y no alcanzan gran altura, pero complican la conducción por que al limitar la visión hacia delante los sobrepasos se demoran y se hacen más peligrosos. Los que también resultan altamente peligrosas son las MOTO – TAXI, un engendro local, presente en todos los pueblos y ciudades, sin excepción, en los que se ha fusionado la irresponsabilidad de los motociclistas con la imprudencia de los taxistas, el resultado es este híbrido que se ha convertido en la pesadilla de todos los conductores.

Los tres días que nos llevó cubrir este trayecto resultaron cansadores por que teníamos jornadas de doce horas en la camioneta, y éstas eran de mucha tensión, sobre todo por el infernal flujo de tránsito y el estado de las rutas, no obstante es bueno destacar la corrección de todos los conductores, en especial los camioneros quienes respetan a los vehículos menores, y en todos los casos se comportan con toda profesionalidad cediendo el paso, reduciendo la velocidad cuando es necesario hacer lugar para facilitar un siguiente sobrepaso, o bien indicando con el uso de los guiños la habilitación o no para avanzar. Afortunadamente no tuvimos ningún incidente y llegamos con bien a la ciudad de Cuiabá donde pensamos establecernos, para desde allí visitar El Pantanal.

Como un comentario al margen agregamos estas impresiones. En el transcurso de este largo viaje que nos ha llevado a tocar dieciséis de los veintiséis estados en que se encuentra dividido el País, hemos transitando grandes y pequeñas ciudades, y en todas partes el denominador común han sido los grandes embotellamientos que no responden a causas accidentales, sino a una marcada insuficiencia estructural. Estos hechos nos lleva a pensar que este País se encuentra ante una seria emergencia carretera, debida al precario estado de sus rutas, que no están congestionadas, sino están colapsadas, e inhabilitadas totalmente para gestionar el mostruoso flujo de vehículos que la transitan. Es tal la magnitud de este problema que es probable que el fuerte desarrollo de su economía, puede quedar “embotellado” por los altos y crecientes costos del transporte por pérdida de competitividad, y esto no es problema que se pueda solucionar con un programa de bacheo, y/o ampliaciones que le agregan una tercera mano a algunas carreteras. No, para mover de manera eficiente su producción Brasil debe encarar un gigantesco programa de inversiones en caminos que conviertan a la obsoleta red vial en un moderno conglomerado de autopistas.