Diana a las
cinco y media para iniciar la Intensa actividad prevista para el día. La
primera, navegar unos veinte minutos en
nuestra “limusina acuática” para llegar al medio del Lago Juma, y desde allí
disfrutar del bello espectáculo de ver el amanecer con la selva como telón de
fondo, realmente es una actividad vivificante, admirar la belleza de los
contrastes de luz y sombra, y gozar del caleidoscopio de colores cambiantes del
entorno, a medida que Febo asoma, esto unido al musical canto de los pájaros en
medio de una quietud total, convierte a esos momentos en una “experiencia
religiosa”. Luego, regreso al lodge para tomar un desayuno sencillo, compuesto
de frutas, huevos, pan margarina y mermelada, bien distante de los que ofrecen los
hoteles, y a continuación la preparación para una nueva partida, esta vez
con destino a la selva cerrada, siempre trasladándonos en bote, que es el único
medio que se puede utilizar para ir de un lugar a otro, ya que no hay caminos,
ni siquiera senderos para caminar, sólo está habilitada la vía acuática. Luego
de una navegación de cerca de una hora, “aparcamos el carro”, digo encallamos
el bote, y nos encaminamos en fila india por un sendero apenas marcado para
internarnos en la selva, un lugar donde crecen grandes árboles que alcanzan mucha altura
tratando de obtener luz solar directa por que la vegetación es tan espesa que
la claridad solar pasa, pero no los rayos solares. Caminábamos sobre una espesa
alfombra de hojarasca, sorteando todo tipo obstáculos tales como: raíces, ramas
caídas, huecos, hormigueros etc. y cada momento el guía hacía un alto para
señalar la presencia de alguna especie de interés, ya sea por ser un planta con
propiedades medicinales, que las hay y muchas, o para mostrar alguna
particularidad del entorno, como por ejemplo los grandes hormigueros construidos
en altura alrededor de las ramas de algunos árboles. La caminata se extendió
por algo más de dos horas, al final de
la cual nos encontrábamos literalmente
bañados en transpiración con la ropa chorreando agua, cansados pero conformes
por toda la información recibida, y
haber podido tomar contacto con un ecosistema, del cual apenas
conocíamos de su existencia. Por supuesto, sabemos que esta mínima excursión no nos convierte en
expertos en el tema, pero sí que nos permitirá, en el futuro, saber de que se
trata cuando se habla de selva. Vuelta al hotel para el almuerzo, en el que por
segundo día el plato principal era pescado. Luego de un breve descanso abordamos
nuevamente la “limusina” totalmente equipados para internarnos otra vez en la
selva, esta vez con el propósito de acampar y pasar la noche en ella. El
equipamiento básico consistía en pantalones y camisas manga largas, zapatillas
y medias, además de una buena provisión de repelente para mosquitos. Por su
parte el guía preparó el equipo de acampada que incluía: hamacas con sus
respectivos mosquiteros, provisiones para la cena y el desayuno, agua potable,
machete, velas y linterna. Llegados al lugar elegido encontramos un precario techado
de palma que otros expedicionarios habían construido y decidimos montar allí
mismo el campamento, luego de lo cual, hombres y mujeres encaramos las tareas
de armar el dormitorio común, hacer fuego, cosa que no resultó fácil debido a
que toda la leña y la hojarasca estaban húmedas y preparar la cena. Todo lo
hicimos contrarreloj aprovechando la última hora de luz natural, teniendo en
cuenta que a las cinco y media de la tarde oscurece. A las seis ya teníamos el
primer plato listo para ser servido, consistía en arroz blanco, sazonado
margarina, cebolla y ajo. A continuación improvisamos con ramas una especie de
asador en donde cocinamos a las llamas un pollo y medio que resultó exquisito.
A las diecinueve horas, ya en plena oscuridad, sonó la campana indicando que la
cena estaba lista para ser servida bajo el sistema self service, o sea cada uno
de los acampantes tomó un plato y un tenedor
(el equipamiento no incluía cuchillos), y se sirvió lo que quiso, pudo o vio.
La cena a la luz de las velas resultó un éxito gastronómico y hasta hubo
aplausos para el asador, luego de una amable sobremesa, alrededor de las veinte
y treinta nos fuimos retirando y acomodándonos para pasar la noche durmiendo en
una hamaca paraguaya, toda una experiencia. Hasta este momento todo era un
dechado de armonía y felicidad, pero luego que ya estábamos acomodados para
dormir, nos sobresaltó la llegada de una persona al campamento, pero todo quedo
aclarado cuando a la luz de las linternas pudimos ver que la persona que había
llegado era otro guía que estaba en el hotel, al que habían encomendado para
que, en plena noche, navegara solo hasta el campamento para ubicar a una pareja
de holandeses que estaban con nosotros y comunicarles que en el hotel se había
recibido un mensaje que informaba el fallecimiento en Holanda del padre de la
chica. Este episodio nos dejó un tanto perturbados por que confirmó aquello de
que las malas noticias viajan muy rápido y no tienen fronteras. Una vez que nos
hicimos cargo de la situación y que la pareja de holandeses abandonara el
campamento junto con el guía para iniciar de inmediato su regreso, volvimos a
la camas, es decir las hamacas, y dormimos plácidamente sin poder ver las
estrellas por que la cerrada vegetación lo impedía, pero sí escuchando los
ruidos de los animales e insectos que pueblan la selva.
Amanecer en el Lago Juma
Amanecer en el Lago Juma
Tapirí
Lodge
Tapirí
Lodge - Salón Comedor
Excursión a la Selva - La "Limusina Acuática"
Excursión a la Selva
Excursión a la Selva
Excursión a la Selva - Hormigueros en la Ramas de Algunos Árboles
Excursión a la Selva
Excursión a la Selva
Excursión a la Selva - Viajando en Lianas
Excursión a la Selva - Comiendo Larvas
Excursión a la Selva - Peligroso Guerrero Amazónico
Excursión a la Selva - Grillos Gigantes
Excursión a la Selva - Grillos Gigantes
Excursión a la Selva - Árboles Gigantes
Tapirí Lodge - Nuestro Dormitorio
Excursión a la Selva - Resto de Crecidas
Excursión a la Selva - Dormitorio Común
Excursión a la Selva - La Cocina de Doña Petrona
Excursión a la Selva - Pollo a las Llamas
Excursión a la Selva - Cena Self Service
Que linda experiencia, pero creo sinceramente que yo no me hubiese animado, le tengo mucho miedo a los bichos.
ResponderEliminarUn beso desde Cordoba.
Ely
muy bueno los felicito por la notable experiencia y siento deseos de estar con ustedes es algo que nunca nos lo imaginamos
ResponderEliminargustavo y teresita
GENIAL PROFE !!!!!!! SOS UN GRANDE AMIGO, DESPUES DE TANTA EXPERIENCIA,UN LIBRO ES EL PROXIMO , LA BASE ESTA, UN FUERTE ABRAZO USTED ES UN GRANDE DE VERDAD, NO TENGO MAS PALABRAS PARA DEFINIR TANTA CAPACIDAD SALUDOS A LEDA.
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