Nuestro Viaje al Norte

15/02/2013 - 180º DIA – CASTRO (ISLA GRANDE DE CHILOE)

Como de costumbre el día amaneció nublado y caían algunos chaparrones, no obstante decidimos visitar el Parque Nacional Chiloé, distante unos 50 kms. por la carretera Panamericana que nace en la localidad de Quellón a unos120 kms. de aquí. Viajamos siempre bordeando el mar entre suaves colinas de variadas tonalidades verdes. No observamos cultivos a pesar de que la tierra parece apta para este fin, con la salvedad que los predios no son planos. Sí vimos ganado bovino de buena calidad y escasa cantidad de ovejas. A unos 30 kms. encontramos la población de Huillinco que se encuentra en la ribera este de un extenso lago del mismo nombre. Se trata de una pequeña población rural muy rústica y pintoresca, luego de tomar la foto obligada a pesar de estar muy nublado, proseguimos viaje rumbo a Cucao un pueblo con las mismas caracterizas que el anterior en el que se encuentra la entrada al Parque Nacional Chiloé que tiene una extensión de 43.000 Has. Al ingreso se abona una entrada de $ 1.500 chilenos, equivalentes a $ 18 argentinos y con ello se accede a un pequeño museo regional, y a un centro de información e interpretación. Los guardaparques, muy atentos y bien dispuestos ofrecen toda la información que se les requiera, en especial la referida a los distintos senderos autorizados por los que se puede acceder a distintas zonas y puntos de interés. En el parque existen muchos ejemplares de alerces, arrayanes, y el más importante, el tepu, una especie arbórea de troncos y ramas muy retorcidos que se extienden a poca altura del suelo y que crece en lugares muy húmedos (humedales) y a cuyo alrededor se desarrolla todo un ecosistema particular. Por su característica de crecer muy cerca del suelo permite que se le adosen, distintas especies como enredaderas, lianas, helechos, etc. lo que hace muy difícil caminar entre ellos, por tal motivo, el parque cuenta con un sendero entablonado que facilita el desplazamiento de los visitantes. El sendero que permite recorrer el bosque de tepues tiene una extensión de un kilómetro. Otro sendero que recorrimos de 1,5 kms de extensión nos llevó a través de un bosque más seco a la orilla del mar en el lado oeste de la isla donde el mar es abierto. En la zona existen dunas de altura diversa desde donde se obtiene una vista amplia de la costa. En el trayecto pudimos observar muchos arrayanes hembras, cuyos troncos, según nuestra opinión, son de un color rojizo más claro que los existentes en la Isla Victoria cerca de Bariloche. De regreso visitamos brevemente el pueblo de Chonchi ubicado sobre la costa este del mar, al que encontramos muy atractivo, con una costanera muy panorámica, un mercado municipal construido íntegramente en madera, y especialmente, la iglesia también construida en ese material. El tema de las iglesias de madera como lo son la mayoría de las existentes en el archipiélago de Chiloé, fueron edificadas por sacerdotes no españoles pertenecientes a la Compañía de Jesús en los siglos XVII y XVIII. Estos clérigos provenían de diversas partes de Europa, tal como Baviera, Hungría y Transilvania, y vinieron a este lugar debido a una expresa autorización del Rey. Con ellos trajeron sus propios planos y modelos que utilizaron para la construcción de los templos, aprovechando la riqueza maderera de la zona y los excelentes carpinteros que la habitaban. La UNESCO, en el año 2000, declaró a dieciséis de estas iglesias Patrimonio de la Humanidad, contribuyendo de este modo a la conservación y restauración de muchas de ellas. Finalizado el paseo, concurrimos a la feria campesina que se encuentra cerca del centro de la ciudad, para proveernos de un “salmón casero” al que asamos para la cena. El término de “salmón casero” indica que es proveniente de la granja del propietario del puesto que lo vende, y que no ha sido congelado, sólo enfriado con hielo, lo cual permite conservar el sabor del pescado sin alteraciones. El asado mereció elogios por parte de los comensales (Leda), y un fuerte aplauso para el asador (Yo).