Nuestro Viaje al Norte

22/02/2013 - 187º DIA – PARQUE PUMALIN – SANTA LUCIA – 165 KMS.

La jornada comenzó con las tareas necesarias para levantar el campamento, luego iniciamos una caminata por el sendero que nos llevaría a la Cascada Escondida a la que nosotros renombramos como la Catarata de los 1500 escalones, por que a nuestro parecer, esa era la cantidad de escalones que tuvimos que subir y bajar alternativamente para llegar a destino. Es de hacer notar que los escalones eran en su mayoría hecho de ramas convertidas en peldaños muy resbalosos debido a que estaban húmedos, ya que el sendero se interna en un cerrado bosque, y que en muchos casos, la pendiente que superan son, seguramente del orden de los 70º. Era como subir por una escalera apoyada en la pared, con la salvedad de que el piso estaba a muchos metros abajo. Caminamos, transpiramos, y finalmente disfrutamos de la vista de dos hermosos saltos de agua que caían en una especie de pozo de un color verde intenso, y que luego, se convertían en un rumoroso río que corre entre la tupida vegetación del lugar. Volvimos a la carretera y viajamos por espacio de 55 kms. hasta El Amarillo un minúsculo pueblo que tiene aguas termales en un pequeño parque, pero no nos bañamos, entre otras cosas por que circunstancialmente entablamos conversación con un chileno, Mario, residente en Vancouver, al que le llamaron la atención las banderas que luce nuestra camioneta. Él nos preguntó por su significado, y a repuesta dio lugar a que le hiciéramos un breve comentario del recorrido que hicimos desde Córdoba hasta Alaska el año pasado, este relato le resultó de mucho interés por que, según nos contó él trajo hasta Santiago por vía aérea la moto BMW que tripulaba, y desde allí inició solo un periplo que lo llevará hasta Ushuaia y de allí hasta su ciudad de residencia. Intercambiamos buenos deseos y direcciones de correo electrónico, y proseguimos con nuestra marcha hacia el sur, siempre por la dura carretera austral tapizada de ripio y con muchos tramos en construcción los que provocan muchas detenciones y pérdidas de tiempo. Estas circunstancias hacen que viajemos a muy baja velocidad, a punto tal que, 60 kms. por hora, puede considerarse una velocidad suicida. Alrededor de las 19 hs. llegamos a un pequeño pueblo llamado Santa Lucía, el que a decir de sus mismos habitantes, carece de algún lugar de interés como para visitar. También carece de alojamientos suficientes por que no hay hoteles, ni hosterías, solo un complejo de cuatro cabañas, y un par de casas particulares que ofrecen una o dos habitaciones con baño compartido. Debido a la hora, y al mal estado de la ruta en los próximos 70 kms., distancia que nos separa de Las Juntas, que es una ciudad más grande, decidimos alojarnos en este pueblo en una casa de familia que nos cedió un dormitorio, por que la alternativa de llegar hasta esa ciudad nos llevaría como mínimo dos horas lo que implicaría viajar de noche, algo que nunca hacemos, menos por una ruta desolada y en mal estado.