Nuestro Viaje al Norte

21/02/2013 - 186º DIA – EL CHAITEN – PARQUE PUMALIN

Iniciamos la jornada dedicada a la visita del Parque Pumalín, que tal como les habíamos relatado ayer es privado, muy extenso, muy bien organizado y mantenido. Ha sido construido con el mismo formato de los parques que existen en Estados Unidos, y por lo que pudimos apreciar los visitantes cumplen con las reglas fijadas por la administración, en cuanto al cuidado del lugar, la preservación de la flora y fauna y el mantenimiento de la limpieza. Todos transitan por los senderos, los que por otra parte, lucen muy bien indicados, y hay carteles que identifican la flora del lugar, como así también, las distancia a recorrer, y el nivel de dificultad que presentan los senderos. El primer lugar que visitamos fue el camping El Volcán, un lugar en que los predios están bien demarcados, son amplios y se encuentra a buena distancia uno de otros, además, cada uno cuenta con un quincho (a pesar de que está prohibido encender fuego) equipados con mesa y bancos, ideal para refugiarse en caso de mal tiempo. El camping cuenta con los servicios básicos, es decir baños, duchas con agua fría únicamente, agua potable y un pequeño kiosco en que se pueden conseguir no más de tres o cuatro productos de almacén. Luego nos encaminamos por Sendero El Volcán que parte desde la carretera y asciende hasta la ladera del volcán Chaitén por un camino empinado, y muy escabroso en el que hay que ir esquivando troncos y ramas de árboles caídos. Realmente, aquí pudimos entender el sentido del viejo dicho: “los años pesan”, por mi parte, sentí el peso de los sesenta y pico, y de los ciento y pico. Por su parte, Leda, también apreció el peso de los cuarenta y pico y los sesenta y pico. En conclusión, hicimos lo que pudimos. El sendero requería una marcha ascendente de una hora y media y de una hora para el descenso. Nosotros hicimos exactamente la mitad, pero esta ascensión nos sirvió para dimensionar lo que es la fuerza de la naturaleza, y los daños que causa cuando se desboca. En el caso de la erupción del volcán Chaitén, además de los daños que produjo en el pueblo, en esta inmediaciones provocó la destrucción masiva de los bosques, y los árboles, que como en toda esta zona, tapizan las laderas de los cerros, quedaron como triste recuerdo de su existencia en un inmenso cementerio en donde reposan sus restos. Indagamos sobre cual fue la causa específica de la destrucción, y nos informaron que, al cubrirse totalmente el suelo de ceniza volcánica caliente, prácticamente, tanto el follaje, como las raíces de los árboles se cocinaron, los pocos que no corrieron esta suerte, al tiempo, se secaron por que la ceniza impidió el paso de la humedad que aporta la lluvia. Respecto de los que se denomina “ceniza”, hemos comprobado que en realidad, lo que se encuentra asentado en el terreno, es una especie de arena gruesa mezclada con grancilla (canto rodados), la verdadera ceniza, mucho más liviana, fue la que el viento llevó y esparció por, prácticamente todo el mundo, por que según nos dijeron las nubes de ceniza dieron la vuelta completa al planeta. Como en la naturaleza los ciclos son continuos y perpetuos, ya se advierte el renacer de la vegetación. Por el momento son especies pequeñas, especialmente helechos, pero que con el tiempo van a ir generando el hábitat adecuado para que vuelvan los grandes árboles, esto siempre y cuando el volcán no decida lo contrario, por que hasta la fecha, se encuentra activo, y a la distancia, se pueden observar muchas fumarolas, que son una especie de pequeñas chimeneas por donde surge, por el momento, sólo vapor ó gases, pero es un hecho indicativo de la existencia de actividad volcánica dentro del mismo. Por la tarde, continuamos visitando el Camping Las Cascadas, ubicado a la orilla de un rumoroso río, que tiene las mismas características que el anterior, y aquí decidimos levantar campamento en el único espacio que quedaba disponible, exactamente frente al curso de agua, así que tomamos posesión de predio, e inmediatamente armamos la carpa por que en esta época los lugares resultan insuficientes por la gran cantidad de turistas que desean hacer uso de ellos. Después de la toma de posesión, no dirigimos al Senderos Los Alerces distante pocos kilómetros del camping para recorrer uno de los pocos bosques de alerces que quedan en Chile, y en el mundo, debido a la sobreexplotación que en tiempos pasados se ha hecho de esta especie. Para evitar que esa situación continúe, el Gobierno de Chile ha declarado Monumento Nacional a este árbol, y en consecuencia ha pasado a ser una especie protegida, por lo que no puede ser objeto de ninguna explotación comercial. El bosque, si bien no es muy extenso, tiene en su interior, ejemplares extremadamente grandes, los que por la característica que tiene de ser una especie de lento crecimiento, los convierten en muy antiguos, probablemente algunos superen los 1000 años de existencia. Es de hacer notar que esta especie es muy longeva y puede llegar a vivir hasta los 3.000 años, en condiciones adecuadas. Regresamos luego al campamento, por que, como no dispone de energía eléctrica, estamos obligados a preparar la cena un poco más temprano de lo habitual.