09/02/2012 – 39º DIA – CARTAGENA

Otro día perdido, solo trámites, con el agravante de que estos se cumplieron en uno de los puertos privados que tiene la ciudad cuyas instalaciones son bastantes precarias comenzando con el patio de maniobras que no se encuentra pavimentado razón por la cual debido al incesante movimiento de maquinaria y camiones flota  permanentemente en el aire una nube de polvillos, el que junto con el calor hace por momentos irrespirable el aire. Pero esta es una molestia menor a poco que uno lo compare con el accionar de los distintos agentes que interactúan en el lugar. Por un lado están los funcionarios del puerto que tratan sin criterio alguno de tener controlada la seguridad de todas las personas que circulan por el lugar a punto tal de exigirnos a nosotros simples  turistas que nos calzáramos con botines de seguridad con puntera de metal, elemento del que por supuesto no disponíamos. Esto dio inicio a una larga negociación con nuestra representante quien al final consiguió una dispensa especial para que permaneciéramos sin ese elemento, siempre que ella se hiciera responsable de nuestra integridad física y de que en ningún momento se separara de nosotros. Por otro lado están los funcionarios de la Aduana que hacen la inspección del vehículo cuando lo estiman conveniente, por supuesto que es luego de una larga e indeterminada espera. Y por último los agentes de la Policía Antinarcóticos que a las 9 de la mañana, graciosamente disponen la verificación del vehículo para después de la pausa del mediodía, en un horario que puede ser alrededor  de las 14 hs. Por supuesto que nadie se puede retirar del recinto por lo que debemos hacer una “amansadora” de cinco horas, que luego se convierten en seis. Pero finalmente  gracias a la tenacidad  eficiencia y experiencia de nuestra agente cuando son las  17 hs. el trámite se encuentra concluido y nosotros destruidos. Solo  nos queda volver al hotel tomar un baño, cenar y redactar este pequeño comentario.

El comentario del día es sobre la inspección que hizo la policía antinarcóticos. Fue total y a fondo, tuvimos que bajar todo lo que había en la camioneta y depositarlo en el suelo y abrir todos los compartimientos, hasta bajar la rueda de auxilio. Un agente metió mano en todos los vericuetos que tiene el interior, el motor y el baúl. Luego siguió por cada una de las cajas, bolsas, valijas, no quedó nada sin ser inspeccionado. Y después vinieron los perros, sí en plural por que eran tres, los que en forma sucesiva olfatearon tanto el auto como el equipaje. Fue todo un show canino. 

 Cartagena - Embarque

 

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Cartagena - Embarque 
 

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